Los Beatles, pilares del pop
El autor reflexiona sobre el impacto cultural de dos icónicas bandas, Los Beatles y The Rolling Stones, tras encontrarse con anuncios de la reedición Deluxe de Let It Be y Tattoo You en el metro de Londres.
Alejandro Mulero

Hace unos días, cambiando de línea de metro londi- nense, me topé con un póster que anunciaba la reedición Deluxe del último álbum de estudio de los Beatles, Let it be (1970), retrasado un año por la pandemia, que celebra su cincuenta aniversario.
Justo en el otro lado del camino tubular había otro del álbum Tatoo You (1981) de los Rolling Stones, que también está de aniversario. Por momentos, creí haber viajado en el tiempo al Londres de los años 60, como Austin Powers.
Al contrario que este personaje cinematográfico, que perdió su Mojo, estas dos bandas han sido portadas de la prestigiosa revista de rock Mojo muchas veces. No es para menos.
Me di cuenta de que seguía en el siglo veintiuno cuando otro pasajero me clavó su móvil en la espalda y el 90 % de gente en el vagón parecía estar rezando inclinada sobre el Sancta Sanc- torum de sus pantallas portátiles.
Sólo hay que escuchar música de 1962, cuando los Beatles empeza- ron a sacar discos, y de 1970, para darse cuenta de cuánto cambió la música popular en tan poco tiempo; en buena medida, gra- cias a ellos.
Compré la edición de lujo del 50 aniversario del Álbum Blanco (1968), por unas 80 libras ester- linas. Mis vecinos debieron de pensar que lloraba de alegría por tener esa caja con siete discos, o que estaba cantando Twist and Shout a lo John Lennon; cuando en realidad, casi lloro por la locura de gastar tanto, en un disco con múltiples ver-siones alternativas y algunos temas inéditos.
Sin embargo, al escuchar estas ediciones conmemorativases como entrar en una catedral cuyos cimientos sostienen el pop posterior, donde por galerías ocultas descubrimos bocetos y pinturas que podrían estar en el Louvre. Los ecos de sus salas aún reverberan en la música actual.
Hace dos años estuve en un festival anual de tributo beat- lelómano en Almería, España. Viendo a mi hijo de seis años
sentado al filo, a unos centíme- tros del escenario, rodeado de cincuentones y sesentañeros, pero también con jóvenes de todas las edades, me di cuenta de que las ondas sonoras viajaban a la velocidad de la luz a través de varias generaciones.
Este álbum, a pesar de no ser de los mejores de la banda, tiene clásicos como Let it be, Get back o The long and winding road; o una de mis favoritas, la poco conocida Two of us.
Incomprensiblemente, cuando nombro a los Beatles a adolescentes, ponen cara como si hubiera dicho un acertijo Zen indescifrable, desconociendo que son el metro de referencia para medir la excelencia. En un mundo donde la atención, el desarrollo en calidad compositiva de estos veinteañeros ingleses del 62 al 70 fue exponencial y no tiene parangón”. Y el deleite por una obra cultural son muy cortos, donde las canciones de moda pasan rápido y desaparecen, como el metro de la capital, donde lo antiguo parece tabú para la juventud, es importante rememorar estos hitos musicales. ¿Se seguirá escu- chando en 50 años el último éxito de Reaggetón o el Ed Sheeran o Rihanna de turno?
El desarrollo en calidad com- positiva de estos veinteañeros ingleses del 62 al 70 fue exponencial y no tiene parangón. De la música Yeah-Yeah al libérrimo pop que experimentaba con la curiosidad de un bebé que hace sus propios juguetes para que los hermanos menores jueguen en el futuro.En esta época de Spotify y Youtube, ver discos físicos de Let it be en los principales centros comerciales muestra que algo tan etéreo como la música, con el bateo, deja pepitas de oro. Estos discos son cebos para atrapar nuevos oídos ávidos para que “los Escarabajos” sigan agrandando la pelota de su leyenda.El álbum Let it be muestra a los músicos cuando el edificio colosal de su trayectoria se de- rrumbaba por tensiones internas. A pesar de salir el último, grabado en 1969, antes que el magistral Abbey Road.
El disco sale a la vez que la serie documental Get Back, dirigida por el director de ‘El Señor de los Anillos’, Peter Jackson. Curiosamente, Los Beatles estuvieron a punto de hacer una película del libro de Tolkien. Por suerte, como en su divorcio musical, se quitaron el anillo de esa idea descabellada. Los Beatles son dioses, pero no de Tierras Medias, sino de las cumbres artísticas más altas. ¡Felices Bodas de Oro!
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