James Webb : Viaje al Pasado
El artículo relata el emocionante lanzamiento del telescopio espacial James Webb, un acontecimiento que tuvo lugar tras años de retrasos. Diseñado para complementar al icónico Hubble, el Webb es mucho más avanzado, con una capacidad 100 veces mayor para observar el universo en el espectro infrarrojo.
Alejandro Mulero

El día de Navidad, justo después de que la mayoría de gente fuera disparada como cohetes por Oxford Street para comprar regalos en el ultimo momento, vi en internet los minutos previos al lanzamiento del telescopio James Webb dentro del cohete Ariane 5, muy esperado desde hacía años, tras numerosos aplazamientos debido a problemas técnicos y, últimamente, por la pandemia.
Es uno de los artilugios más fascinantes del ingenio humano. No viene a sustituir al incombustible telescopio Hubble, que durante treinta años nos ha dejado a muchos boquiabiertos con sus ubicuas fotografías de galaxias lejanas y que ha ayudado mucho en el conocimiento del cosmos, sino que durante un tiempo coexistirán. El Webb es mucho más versátil y tiene cien veces más definición. El Hubble se usa sobre todo para ver en el espectro visible de la luz, como nuestros ojos; mientras que el recién llegado, además, puede ver de forma mucho más profunda en la gama del infrarrojo. Son como gafas que le permitirán ser nuestro ratón de biblioteca del espacio, indagando durante al menos más de un lustro.
Precisamente para observar mejor la luz inflarroja de galaxias en los confines del universo hay que mandarlo a un punto muy específico, el punto L2. Ahí la gravedad de la Tierra y del Sol ejercerán una gravedad similar sobre el telescopio, así que el “ratón” no se escapará pensando que la Luna es un queso de Gruyère, en un tira y afloja infinito. Ese punto está a un millón y medio de kilómetros de la Tierra. El cohete Ariane 5 está haciendo de canguro llevándolo en su útero hasta allí.
Los instrumentos del telescopio son delicados y van plegados durante el trayecto (30 días) como un mantel bien doblado que se sacará en un pícnic espacial para disfrutar de las vistas. Su espejo principal parece un panel de abejas. Curiosamente, estas llevan polen de flor en flor, fertilizando _una de las hipótesis más aceptadas de la aparición de la vida en nuestro planeta es la panspermia, por la cual meteoritos pudieron haber diseminado moléculas orgánicas por el universo. Ahora este telescopio va a ver las primeras galaxias y estrellas e, incluso, los primeros átomos. Será como viajar en el tiempo, porque veremos encenderse a la primeras estrellas hace unos12.500 millones de años. Sabremos más acerca de la aparición de la luz. Durante 1.000 millones de años solo habia oscuridad, pero hace unos12.500 millones de años las estrellas se encendieron (periodo de reionización). Esto no lo comprenden muy bien los astrónomos aún. Será como viajar en el tiempo. Veremos esas estrellas ancianas, sus luces, pero esas estrellas puede que ya no existan. Como cuando miramos el Sol, que estamos viendo como era ocho minutos antes, que es lo que tarda su luz en llegarnos. Sus ojos alcanzarán a vislumbrar casi hasta el Big Bang.
Esta maravilla técnica tiene las dimensiones de una pista de tenis. Espero que ninguna pelota de Nadal rompa los espejos, porque no se puede enviar a nadie para arreglarlo. Un sólo fallo y 10.000 millones de dólares serían absorbidos por un agujero negro.
El Webb va a recoger un álbum de fotos familiar perdido, donde veremos nuestra más temprana infancia. Sus espejos-lente son como las herramientas de nuestros ancestros prehistóricos, quienes, quizá, usaron piedras planas y pulidas para ver reflejadas una presa o un depredador detrás de ellos, o cuando, viendo sus caras reflejadas en un arroyo cuyas aguas pasaban fugazmente y se renovaban, mientras sus caras seguían ahí y se preguntaban “¿quién soy yo?”
En los ríos cósmicos, más allá de la Vía Láctea, de cauces insondables, veremos un universo bebé. Esos espejos serán para vernos a nosotros mismos: somos polvo de estrellas. Casi todos los elementos que nos forman se crearon en explosiones de estrellas (supernovas), incluyendo la base de la vida, el carbono. Descubrirá muchos exoplanetas (planetas fuera del Sistema Solar). Lleva instrumentos específicos para encontrar restos de vida en ellos o si tienen agua, sólo observando sus atmósferas.
Verá dentro de las nebulosas, incubadoras de estrellas en formación, en lugares donde hasta ahora todo estaba tapado por un velo de polvo estelar.
Quizá, junto al álbum de fotos, encontremos también un puzle de nuestra infancia junto a él, ya resuelto, que nos ayude a solventar el mayor puzle de todos: como surgió la vida.
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