Empoderamiento Hispano

El artículo analiza la nueva película de Disney, Encanto, que busca captar la atención del mercado hispanohablante, especialmente en Estados Unidos, donde la comunidad hispana es numerosa pero poco representada en el cine. Ambientada en una Colombia imaginaria, la película mezcla realismo mágico y elementos culturales colombianos,

Alejandro Mulero

Estados Unidos tiene más habitantes cuyo idioma materno es el español que España, pero los hispanos siguen estando poco representados en el cine. La nue- va película de Disney, Encanto, es otro intento de acaparar ese mercado.

Ya hace pocos años, Disney lo hizo en Coco. Esta vez, en lugar de México, se trata ahora de una Colombia imaginaria, lle- na de realismo mágico. El lugar donde transcurre la acción es una especie de Macondo de García Márquez, pasado por un filtro ‘Harrypotteriano’ donde la ma- gia inunda todo. Sin embargo, la magia contrasta con el realismo minucioso en los detalles de am- bientación: ropas colombianas, utensilios del hogar, etc.

Este largometraje es conse- cuencia directa de las ideologías dominantes actuales, donde el movimiento ‘Metoo’, la ideolo- gía de género y lo considerado políticamente correcto ejercen gran influencia en los medios. Así, como en muchas otras pe- lículas y series últimamente, los principales y más interesantes personajes son femeninos. Esto es bueno, claro, pero no que la mayoría de personajes masculinos parezcan simplones, torpes y con la profundidad dramática de un charco en el Sáhara. Incluso el Schwarzenegger de turno es aquí una mujer, cuyo físico y maneras apenas se han visto en cine.

La familia protagonista se llama Madrigal, otra referencia a las madres en contraposición
de lo patriarcal. Las mujeres llevan la voz cantante. Nunca mejor dicho, pues está plagada de números musicales de ritmos latinos. Recuerda a los musicales clásicos americanos de los años 30 en las sincronizadas coreo- grafías. 

 

Pero ahora, en cambio, Carmen Miranda va sin fruta en la cabeza y el blanco y negro se ha tornado multicolor. Colores vivos y vistosos, como la gente a quienes representan. Tonali- dades que ya se han converti- do en estándar para retratar a Hispanoamérica en animación, como en Coco.
Por otro lado, es otro intento de representar más a minorías en Estados Unidos. En este filme, está bien representada la varie- dad racial colombiana. Además, por primera vez en Hollywood, todas las voces son hispanas. Es cada vez más habitual que en estas películas, rodadas en inglés, digan algunas palabras y frases en Español (“abuela”, “casita”).


Es un producto Disney, pero no en conjunción con Pixar, que ha traído tantos clásicos de ani- mación reciente, como Up o Toy Story. Y se nota. A pesar de ser una comedia musical de fantasía, lo de comedia es por los pelos. Provoca sonrisas, más que las carcajadas de los productos Pixar/Disney.
La trama es como goma de mascar sacada de la Amazonia y estirada al máximo. No se sos- tiene durante casi dos horas por sí misma. Más bien, parece una ocasión de embelesar al espec- tador con los bailes y la música. Tal vez, aludiendo a la magia que impregna la historia, como si las imágenes y el sonido fueran un encanto para hacer que el públi- co norteamericano se meta más rapidito en la cultura hispana, no solo escuchando Despacito.
La vela que vela para que la magia siga en esta comunidad es venerada. Quizá referencia a como los nativos americanos adoraban al sol cuando llegaron
los castellanos; ahora, al ser un mundo de magia, es la vela la adorada, con su conexión con el rito mágico y los hechizos.
La protagonista no es nin- gún icono latino que enamora a gringos, tipo Shakira o Jennifer López. Siguiendo con el tono in- clusive, representa a la gente normal, incluso con gafas, lo que no excluye que sea la heroína, siguiendo la luz de su propia vela interior. Su malhumorada hermana, en cambio, parece sacada de una telenovela. Por momentos, creí que algún galán de culebrón entraría a romper la mágia familiar.


En un momento del principio, la magia da paso a la realidad más cruda con lo que podrían ser inocentes en medio de conflictos entre guerrillas y paramilitares que tanto han azotado Colombia. Curiosamente, en la España de los años 40 los musicales eran lo más visto en los cines, como escapismo necesario tras la Gue- rra Civil.


No obstante, es sobre todo un homenaje a las matriarcas. A familias latinoamericanas donde la mujer a menudo ha tenido di- ficultades extras, como en zonas de guerra y que, sin necesidad de magia, dan luz a su familia. Eso sí es un don mágico.

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